martes, 14 de mayo de 2013

HISTORIA DE LA CRIMINOLOGIA.


 

El pensamiento ilustrado.


La Ilustración fue un movimiento ideológico, científico y cultural europeo que se desarrolló
–especialmente en Francia e Inglaterra desde inicios del siglo XVIII hasta el comienzo de
la Revolución francesa, aunque en otros países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX.

Algunas de las características principales de la Ilustración son:
  •  Búsqueda de la verdad por medios racionales
  •  Negación del poder absoluto del monarca
  •  Reclamación de la igualdad social
  •  Luchan por la libertad religiosa
  •  Proponen la libertad de comercio
La escuela clásica y su teoría situacional de la criminalidad


Los autores pertenecientes o agrupados por los positivistas en esta escuela, son un grupo por demás heterogéneo, que se vio influenciado por el legado liberal, racionalista, humanitario, reformador de la Ilustración, particularmente su orientación iusnaturalista.
 
 
Como fundamentos básicos del pensamiento clásico mencionaremos los siguientes:

  • La imagen del hombre como ser racional, igual y libre.
  • La teoría del pacto social, como fundamento de la sociedad civil y el poder.
  • La concepción utilitaria del castigo, no desprovista de apoyo ético.


Recorriendo la historia de la criminología nos topamos con infinidad de autores, que nos hablan de muchas personas que hicieron aportaciones importantes dentro de la criminología a continuación veremos algunas de ellas.

 TOMAS MORO



Probablemente Tomás Moro fue el primero en destacar la vinculación del crimen con los factores socioeconómicos y con la estructura social.
 
Mantuvo posturas críticas respecto a la severidad del sistema penal de su época y a la dureza y desproporción de los castigos, considerando que algunas sanciones no correspondían a la gravedad de los actos que reprimían. Abogó por una política preventiva del Estado y en la creación de un “Derecho Premial”, donde se premia al ciudadano virtuoso.
 
 
 

Césare Beccaria (1738-1794)

 
Jurista milanés, se publica en 1764 Trattato dei delitti e delle pene, donde somete a crítica la irracionalidad, la arbitrariedad y la crueldad que caracterizaba a las leyes penales y procesales del siglo XVIII.
 
La obra de Beccaria muestra una crítica severa a la desigualdad del ciudadano ante la Ley, a la pena de muerte y la confiscación, al empleo del tormento entre otros asuntos, pero también ofrece aportaciones respecto a temas vinculados al proceso penal como serían: la detención preventiva, el sistema de pruebas, acerca del jurado, la publicidad de los juicios. Respecto a una política criminal, Beccaria tiene cinco planteamientos: leyes claras y simples, predominio de la libertad y la razón sobre el oscurantismo, ejemplar funcionamiento de la justicia libre de corrupciones, recompensas al ciudadano honesto, elevación de los niveles culturales y educativos del pueblo.
 
Michel Foucault en su obra Vigilar y castigar señala que, su utilización como pena sancionadora de la delincuencia, es un
fenómeno reciente que fue instituido durante el siglo XIX.

 
Foucault menciona los grandes recintos o la nave de los locos, como ejemplos particulares  de privación de libertad

anteriores a la época moderna. Contrariamente a la condena que establece una pena de prisión relativa a la falta cometida, las prisiones de la época servían como un medio de exclusión para todo tipo de personas marginales (delincuentes, locos, enfermos, huérfanos, vagabundos, prostitutas, etc.) todos eran encarcelados, sin orden ni concierto, a fin de acallar las conciencias de las honradas personas sin más aspiración que la de hacerlas desaparecer.
La creación de las cárceles surgió ante la necesidad de mantener en secreto el tratamiento de la delincuencia.
 
 
Como se verá adelante, en la filosofía del Panóptico de Jeremy Bentham se encontró la perfecta ilustración de la nueva técnica carcelaria.
 
 
J. Howard (1727-1790) y J. Bentham (1748-1832)
J. Howard (1727-1790) juez de Bedford y consejero del Parlamento Inglés para asuntos penitenciarios, realizó estudios acerca de las cárceles de su época que se reflejan en su obra publicada en 1777 Situación de las prisiones en Inglaterra y Gales. Concedió importante el estudio del hombre delincuente, del recluso, siendo su método la observación mediante
el contacto directo con aquellos. Recomendó la separación de los internos por edades y sexos.
J. Bentham (1748-1832). Jurista inglés.
Como penitenciarista, se inspiró en la obra de su maestro Howard destacando la atención pública de los reos liberados y la efectiva reforma y corrección del delincuente. Fundamentó utilitariamente el castigo. Para Bentham el modo de evitar la comisión de delitos es aprovechar el hedonismo que rige el comportamiento humano
 
 
 

Cesar Lombroso (1836-1909)


 
 
 
 
Es frecuente que algunos historiadores de la criminología consideren que Cesare Lombroso sea el fundador de la criminología científica.
 
En el año 1871, sucede un acontecimiento importante que produce un cambio importante en la vida de Lombroso, al escudriñar el cráneo de un delincuente, observó una serie de anomalías que le hacen suponer que el criminal lo es por ciertas deformidades craneales, y por su similitud con ciertas especies animales. Lombroso no busca una teoría criminogenética, mas bien lo que pretende es encontrar un criterio diferencial entre un enfermo mental y el delincuente, pero al toparse con este descubrimiento, comienza a laborar lo que el mismo llamaría: Antropología Criminal.
 
En 1872, después de haber dirigido un manicomio publica el libro: Memorias sobre los Manicomios Criminales, en donde expone las primeras ideas acerca de la diferencia que hay entre el delincuente y el loco, y sus ideas respecto a que el delincuente es un enfermo con malformaciones muy claras.

 

Enrico Ferri (1856-1929)

 

 
 
En 1882, Ferri, realizó estudios sobre la pena y publicó el libro titulado Socialismo y Criminalidad.
 
En 1912 se aprueba la creación de un Instituto de Derecho Penal en la Universidad de Roma; Ferri es llamado a dirigirlo y lo denomina “Scuola di Applicazione Guirídico-Criminale”. El curso era dividido en cuatro partes: el delincuente, el delito, las sanciones y el procedimiento. Ferri niega enfáticamente el libre albedrío, esto lo confronta con la escuela clásica, comprometiéndose así en una grave polémica.
  
  

Rafael Garófalo (1851-1934)

 
 
La sistematización jurídica de la escuela positivista, la lleva a cabo Garófalo. A él se deben: el criterio de la temibilidad o peligrosidad, como base de la responsabilidad del delincuente; la prevención especial como fin de la pena; los métodos prácticos de graduación de la pena, entre otros.
 
Para 1885 publica: Estudios recientes sobre la Penalidad y, en 1880, Criterio Positivo de la Penalidad. En 1885 sale su obra maestra: Criminología.

 
Sin duda la gran preocupación de Garófalo fue la aplicación de la teoría Criminológica a la práctica, tanto en el aspecto legislativo como en el judicial, así, formula el primer esquema de las penas de acuerdo ya no al delito, sino a la clasificación de los delincuentes. Además de las diferencias filosóficas, su desacuerdo con sus colegas fue en cuanto al determinismo absoluto, que no podía aceptar, y en cuanto a la pena de muerte, de la cual Garófalo era un ferviente partidario.
  
REFERENCIAS.
 

PERSONALIDAD.


La personalidad está formada por una serie de características que utilizamos para describirnos y que se encuentran integradas mediante lo que llamamos el yo o "sí mismo" formando una unidad coherente.

Entre estas características se encuentra lo que en psicología se denominan rasgos (como agresividad, sumisión, sociabilidad, sensibilidad...); conjuntos de rasgos (como extroversión o introversión), y otros aspectos que las personas utilizan para describirse, como sus deseos, motivaciones, emociones, sentimientos y mecanismos para afrontar la vida.

Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad.
 

La personalidad a través del tiempo. Estabilidad y cambio


 
En buena parte, la personalidad está determinada por los genes, que nos proporcionan una gran variedad de predisposiciones. Pero el ambiente y las experiencias de la vida (padres, sociedad, amistades, cultura, etc.) se ocupan de moldear todas esas posibilidades en una dirección u otra. Por tanto, aunque podamos cambiar nuestra forma de ser, lo hacemos en base a esas características de personalidad con las que hemos venido al mundo.

Generalmente, existe una tendencia a comportarse a través del tiempo de una forma determinada, pero esto no quiere decir que una persona se comporte de ese modo en todos los casos. Por ejemplo, si decimos que una persona es introvertida, significa que lo es la mayor parte del tiempo, pero no en todas las ocasiones. Los estados de ánimo influyen también en el comportamiento, de modo que una persona puede variar en función de sus cambios de humor. Sin embargo, y como veremos más adelante, esta variabilidad es un indicio de buena salud psicológica (siempre que no sea extrema), ya que indica la existencia de una personalidad flexible, capaz de adaptarse a distintas situaciones.
 

La personalidad sana


 
La personalidad psicológicamente sana y equilibrada tiene las siguientes características:
 
  • Es flexible. Se trata de personas que saben reaccionar ante las situaciones y ante los demás de diversas formas. Es decir, poseen un repertorio amplio de conductas y utilizan una u otra para adaptarse a las exigencias de la vida, en vez de comportarse de un modo rígido e inflexible.
  • Lleva una vida más variada, realizando diversas actividades, en vez de centrar su vida alrededor de un mismo tema.
  • Es capaz de tolerar las situaciones de presión y enfrentarse a ellas y no se viene abajo ante las dificultades y contratiempos.
  • Su forma de verse a sí misma, al mundo y a los demás se ajusta bastante a la realidad.
 

Trastornos de la personalidad


 
Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones.
Cada uno tiene patrones característicos de percepción y de relación con otras personas y situaciones (rasgos personales). Dicho de otro modo, toda la gente tiende a enfrentarse a las situaciones estresantes con un estilo individual pero repetitivo. Por ejemplo, algunas personas tienden a responder siempre a una situación problemática buscando la ayuda de otros. Otras siempre asumen que pueden manejar los problemas por sí mismas. Algunas personas minimizan los problemas, otras los exageran.
Aunque la gente tiende a responder siempre del mismo modo a una situación difícil, la mayoría es propensa a intentar otro camino si la primera respuesta es ineficaz. En contraste, las personas con trastornos de la personalidad son tan rígidas que no pueden adaptarse a la realidad, lo cual debilita su capacidad operacional. Sus patrones desadaptados de pensamiento y comportamiento se hacen evidentes al principio de la edad adulta, frecuentemente antes, y tienden a durar toda la vida. Son personas propensas a tener problemas en sus relaciones sociales e interpersonales y en el trabajo.
 
Las personas con trastornos de la personalidad generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que sus patrones son normales y correctos. Con frecuencia, los familiares o los asistentes sociales los envían a recibir ayuda psiquiátrica porque su comportamiento inadecuado causa dificultades a los demás. En cambio, la gente con trastornos por ansiedad se causa problemas a sí misma pero no a otros. Cuando las personas con trastornos de la personalidad buscan ayuda por sí mismas (frecuentemente, a causa de frustraciones), tienden a creer que sus problemas están causados por otras personas o por una situación particularmente dificultosa.
 
Los trastornos de la personalidad incluyen los siguientes tipos:
 
  • paranoide
  • esquizoide
  • esquizotípico
  • histriónico
  • narcisista
  • antisocial
  • límite
  • evitador
  • dependiente
  • obsesivo-compulsivo          
  • pasivo-agresivo
 
El trastorno de identidad disociativo, anteriormente llamado trastorno de personalidad múltiple, es un trastorno completamente diferente.
 

 
REFERENCIAS.
 
 
 

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